domingo, 2 de noviembre de 2014

Decimos adiós a Halloween 2014.

 No estoy en contra de esta nueva fiesta pero sinceramente, creo que la hemos acogido con demasiado entusiasmo.

 Paula lleva 20 días celebrando Halloween en el cole: teatros relacionados con el miedo, cuentos de fantasmas buenos que se lavan en la lavadora, lecturas a oscuras en la biblioteca a la luz de una vela, y mil historias terroríficas que seguro que son preciosas y muy light pero que cuando ella se encuentra sola en su habitación intentando dormir LE DAN MIEDO. Creo que se nos ha olvidado que son niños y que cuando teníamos 3,4 ó 5 años, nos daban  miedo la sangre, las brujas con narices "de pico" y los vampiros, por muy buenos que nos lo intenten poner.

 Este año nos ha tocado, junto a otros 4 padres más, preparar algo para compartir en clase y montar una fiesta de miedo. Después de charlas interminables por whatsapp con todos los papás (todavía me sorprende y maravilla este método de comunicación para conocer todas las novedades de nuestros hijos) yo elegí llevar  galletas Oreo decoradas.

 Me decanté por una sencillas pero entretenidas arañas. Para ello era necesario hacer primero los ojos, usando glasa con textura de relleno en dos colores y dejar caer sobre una superficie plana una gota blanca y acto seguido, una gota negra sobre la anterior y dejar secar durante 24 horas.
 Para las patas elegí unas gominolas tipo "spaguetti" de cola con pica-pica cortadas con tijeras. la galleta había que abrirla y pegar 6 patas con la misma glasa de los ojos y taparla con la otra galleta y dejarlas secar.
los ojos los podéis sustituir por lacasitos y las patas por regaliz negro.


Quise acompañar a las arañas con unas oreo tipo piruleta. que en un principio serían caritas de simpáticos Frankenstein pero después de otro estúpido y fallido reencuentro con los malditos Candymelts ( los odio! nunca más les daré otra oportunidad) así que al quedar horrible la base verde decidí taparla con agradecida y exquisita cobertura de chocolate blanco Nestlé a modo de venda pero previamente había pegado un par de ojos a cada galleta. El resultado fue muy satisfactorio.


  Y como en una auténtica fiesta no pueden faltar las chuches, cogí filtros de café y recorté fantasmas de cartulina blanca e hice paquetitos con sorpresa para repartir a todos los asistentes.


 Y para asistir a la fiesta, no podía faltar un buen disfraz. Paula iría  vestida de gato negro, negro como el que tienen todas las brujas verdaderas. Un tutú hecho con tul ( no concibo ya un disfraz de niña sin tutú), una blusa negra, unas orejas que le compré en H&M y un rabo que le hice de fieltro. El maquillaje hizo el resto!.


Y vosotros, qué tal pasasteis esta jornada?